¿Me oyes? ¡Cuidemos nuestra voz!
- Luis Daniel Londoño S.
- 16 abr 2020
- 2 Min. de lectura

Hoy celebramos el día mundial de la voz ¿Lo sabías? Pues sí. Dicen que hacia el año 1999 a la Federación de Sociedades de Otorrinolaringología, se les ocurrió la genial idea de declarar el 16 de abril de abril, como el día mundial de la voz.
La verdad, yo no lo sabía o de pronto había pasado inadvertido. Pero… ¿Qué se pretende con esta jornada? ¿Será una más de ese extenso calendario de fechas mundiales y/o internacionales?
Los otorrinolaringólogos, expertos en el la ciencia de la voz, definitivamente se anotaron un hit: buscan, con esta jornada, “crear conciencia de la importancia que tiene la voz, así como los cuidados que se deben tener para evitar problemas relacionados con las cuerdas vocales”.
Y la verdad, cuando a uno se le va la voz… y no logra alcanzarla, es tenaz.
Bueno, pongámonos serios. Resulta que existen dos patologías relacionadas con la voz: la afonía y la disfonía. Suenan como si se tratara de dos hermanitas de apellido Nía... pero no.

Imagen: laverdadnoticias.com
La afonía es un trastorno que provoca la ausencia total de la voz. Situación que puede aparecer de un momento a otro, o poder ser producto de un proceso de afectación de las cuerdas vocales. En la mayoría de los casos se hacen tratamientos y se sale adelante, en otros no.
La disfonía, es también un trastorno de esos que, con seguridad, tú y yo, hemos sufrido, y es cuando, por alguna situación, nos volvemos roncos y hablamos con dificultad, pero es temporal, y a veces, con tratamientos caseros, se supera. Aunque los médicos recomiendan que, en caso de que sea grave, se debe visita al doctor Oto, sí, otorrinolaringólogo. Pues esto puede ocurrir por inflamación o irritación de las cuerdas vocales.
A los que trabajamos en Emisora Mariana, en algún momento hemos padecido disfonía, pues a diario trabajamos con nuestra voz.
Los invito a que cuidemos nuestra voz. No sea que nos toque pedir auxilio… y a señas nadie nos escucha ¿Me oyes?
Ah, y recuerda “De la abundancia del corazón, habla la boca”.
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