Lugares en el mundo donde morir es todo un festejo
- Laura Ximena Rivas
- 6 may 2020
- 3 Min. de lectura

En muchos países del mundo, la muerte de un ser querido es motivo de tristeza, llanto y melancolía, conjunto de sentimientos que han sido apreciados desde siempre. En conversación con el diario El País, el antropólogo español, Juan Ignacio Cayola, afirma que “el luto constituye la expresión simbólica del sentimiento de pérdida experimentado como respuesta universal a la muerte, una expresión social en sí misma y, por tanto, externa y sujeta a una gran variabilidad cultural”.
Las prendas oscuras, el estado de ánimo e incluso la relación con el entorno, son algunos de los hábitos que adoptan la gran mayoría de personas, luego del fallecimiento de un ser especial. Desde la perspectiva psicoanalítica, el ser humano es extremadamente social, viene al mundo a formar vínculos y relaciones, esto se convierte de manera conjunta, en su fuerza y debilidad.

Ha sido tan fuerte el concepto de la muerte, que, desde la antigüedad se conoce la presencia de las “plañideras”, mujer cuya mayor habilidad es llorar en ritos fúnebres o entierros de los difuntos. Su ocupación fue tan importante en países como Egipto y México, que, su llanto ayudaba a limpiar el alma del fallecido y llevarla a la plenitud.
Contrario a ello, entre los más destacados lugares que consideran la muerte como una importante oportunidad para celebrar y festejar, se encuentra Ghana, un país de África Occidental; la fiesta es de tal magnitud, que los gastos sobrepasan el valor de una boda, incluso, se anuncia en vallas publicitarias por toda la ciudad sobre la muerte de cierta persona; su cantidad depende del aprecio. Comida, baile y música para honrar la presencia del difundo en el más allá. Una de las características más emblemáticas, son las formas tan particulares del ataúd, el cual, es una representación del oficio del difunto, en su vida.

Por otro lado, uno de los países más reconocidos del hemisferio occidental, es México; su festejo es célebre a nivel mundial y los muertos son los principales protagonistas. Cada primero de noviembre, los cementerios de México se visten de colores, grandes banquetes y calaveras ambulantes, celebrando, desde la religión católica, el Día de los Fieles Difuntos y todos los Santos. Esta conmemoración puede prologarse a más de una semana, conforme a cada región del país.
Entre el Sudeste Asiático y Oceanía, se encuentra Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo y, el lugar donde se cuidan a los muertos, como si aún tuvieran vida terrenal. Creencias animistas se mezclaron con el islam y el cristianismo, el resultado de ello son rituales únicos, tanto así, que el fallecido habita en un lugar especial, pues, si no es atendido, su espíritu deambulará y perseguirá a su familia. Su cuerpo está al descubierto meses, e incluso años; una vez llega el día de su funeral, el baile, el canto, la comida y una ceremonia masculina se hacen presentes.
Jazz Funerals, así son denominados los famosos funerales a ritmo de jazz en Nueva Orleans, la ciudad “Big Easy”. “Influencias tribales africanas, marchas militares francesas y melodías mortuorias tradicionales”, así son definidas las prácticas en el acto funeral. Aunque es permitido llorar y sentir tristeza, los asistentes deben hacer una transformación, en la que se irradie felicidad y se agradezca por la vida, las experiencias y los placeres mundanos del difunto en este pasaje.
Son muchas las culturas que conforman el mundo, y, consigo, la manera de despedir a un ser querido. Sin embargo, todas coinciden en lo mismo: el amor por el prójimo y el lazo tan resistente que une a un individuo con otro, es universal.
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