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BEATO ANTONIO PATRIZI, PRESBÍTERO
- Prensa, CC.
- 9 oct 2017
- 1 Min. de lectura
Nací y viví en la ciudad de Siena (Italia) en la primera mitad del siglo XIII, ingresé al convento agustiniano de Lecceto, siendo trasladado, más tarde, al de Montichiano.
Una noche del año 1311, morí mientras iba en camino a visitar a un amigo en el Yermo de Camerata.
La dimensión contemplativa que es tan importante en la espiritualidad agustiniana, me tiene en un exponente claro, que se traduce en una fuerte pasión por Dios y un incansable servicio a los hermanos.
Fui de hecho muy ejemplar al servicio con mis hermanos, como respuesta a las distintas necesidades de la Iglesia, y un modelo a seguir en los primeros años de vida de la Orden de San Agustín.
Tomado del libro: LITURGIA AGUSTINIANA DE LAS HORAS PARA AMÉRICA LATINA. ROMA (2010)

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