Beato Gracia de Kotor (1438 – 1508)
- Prensa,C.M.
- 7 nov 2017
- 1 Min. de lectura
Llegué a este mundo en la bahía de Cátaro, el centro más importante del golfo y de la diócesis. Me sometí al gobierno de Venecia en 1423, mantuve mi orgullo e independencia ya que me reservaba el derecho de realizar mis propias leyes y elegir mis magistrados. A raíz de eta vinculación, ese lugar se convirtió rápidamente en un puerto vivaz y rico poblado de numerosos comerciantes, marineros y pescadores. De esta forma, se dio comienzo al periodo de esplendor que aún en la actualidad prevalece.

En uno de mis viajes, entré a una iglesia a de Venecia, allí, el agustino Simón de Camerino pronunció un sermón y tal fue la conmoción que causó en mi interior que decidí entrar en su misma Orden. En el convento de Monte Ortone fui aceptado como hermano no clérigo. En el año 1422 fui reconocido por el Prior General Gerardo de Rímini y me incorporó a la provincia de las Marcas de Treviso pero con la condición de que solo debía recibir hermanos que estuvieran firmemente decididos a ser fieles con los ideales de la reforma.
Dos conventos se incorporaron al movimiento de Monte Ortone y esto permitió que fuera erigido oficialmente en Congregación. Muchos años después me trasladaron a san Esteban de Venecia y allí fallecí el 8 de noviembre de 1508. En 1889 mi culto fue reconocido por León XIII. Adicionalmente, mis restos fueron llevados a la iglesia de Mula desde 1810.
Tomado del libro: La seducción de Dios de Fernando Rojo Martínez, Roma 2012.
Comments